El 18 de septiembre de este año, y de todos los anteriores desde que tengo memoria, son fiestas en mi pueblo. Estas fiestas duran 4 días, concretamente desde el 15 al 18, durante las cuales el ayuntamiento de mi localidad decide gastarse el dinero en traer toros todos los días en vez de organizar actividades para que niños, jóvenes y mayores disfruten de las fiestas de su localidad de forma divertida y entretenida.
Bueno pues en primer lugar, yo me considero antitaurina, pero aun así el último día de fiestas decidí que no quería quedarme en casa otra tarde más. Cual fue mi sorpresa al mirar el programa de fiestas y ver que durante la tarde no había ninguna actividad. Bueno si, había lo que llevaba habiendo toda la semana, un negocio que se basa en la tortura y el martirio hacia un animal.
Durante cuatro horas al día la tortura y el asesinato publico de un animal se convierte en un arte respaldado por la "tradición" y las costumbres existentes desde hace bastantes años.
Pero lo peor de todo es verlo, ver como seis u ocho hombres se enfrentan armados con banderines y cuchillos a provocar, hacer sufrir y finalmente dar muerte a un animal indefenso que no tiene ninguna posibilidad de escapar. Estos torturadores además son vitoreados y aplaudidos por las personas que van a verlos, que celebran cada vez que consiguen clavar en el toro una banderilla y ver su sangre resbalando por la piel del animal.
Es sorprendente que en los tiempo en los que vivimos y siendo la especie más desarrollada del planeta, la gente saque su tortura , miseria y psicopatía en público sin ningún tipo de vergüenza. Claro está que este espectáculo no se podría llevar a cabo sin la ayuda de las numerosas subvenciones ofrecidas por las instituciones públicas y el gobierno, al cual (por lo menos en mi localidad) más de la mitad de personas que van a verlos lo hacen sin pagar un céntimo ya que reciben numerosas invitaciones para poder "disfrutar" de forma gratuita.
LA REALIDAD.
